monti otoño 2013

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Los mandarines y pontífices, la crítica gastronómica y la Red

Llevo en pocas semanas leídos ya media docena de descalificaciones, repletas de improperios, a la crítica, o simple opinión, gastronómica en la Red. Todas ellas de reconocidos comentaristas de los medios escritos de comunicación, algunos incluso críticos (en alguna ocasión). Alguno, incluso autor de meritorios Anuarios.

Es sorprendente el papel que puede deducirse que se pretenden arrogar: el de interpretes únicos de qué está bien y de qué no en el arte del buen comer y mejor beber. Como si el maltrato recibido en un restaurante o su deficiente calidad, nunca reseñados por ellos porque nunca lo sufriran por ser quienes son, no justificara un desahogo. Más: como si el lector de los mismos en alguna red fuera un subnormal incapaz de enterderlo como tal.

Ello además de otro elemento relevante que transcribo de alguien que sabe mucho más que yo aunque esté referido a la Red en general pero es de aplicación: "se echa de menos en su panorama algo más de acento en la vertiente creativa de la Red, que sin duda es importante. Hay gentes, que nunca habrían accedido a publicar en las ágoras que controlan los mandarines de la cultura y el mercado, que ahora publican y con mérito. Y si alguno lo hace por exhibirse es con el mismo derecho que tienen a exhibirse los pontífices de la opinión". Pues eso.

sábado, 27 de octubre de 2012

Eladio: calidad y servicio fuera del circuíto


En la expansión de nuevos locales que viene experimentando Valencia desde hace unos meses, se corre el riesgo de olvidarse de los que llevan tiempo abiertos y en los que se sigue comiendo muy bien. Uno de ellos es, en mi opinión, Restaurante Eladio  desde siempre alejado de otras técnicas de mercadotécnica que no sean ofrecer buena calidad y buen servicio a mejor precio. La técnica funciona y olvidar este restaurante, como otros pocos, lleva a comer peor de lo que se puede o a pagar un precio desproporcionado para lo que se consume.

Es Eladio Rodríguez una referencia en la gastronomía valenciana desde hace décadas. Formando en Suiza, su restaurante de la calle Chiva ha sido -en mi opinión-  uno de esos locales en donde materia prima y profesionalidad de servicio han ido siempre de la mano. Y todo ello con precio moderado incluso cuando la ola del ladrillo hizo olvidar a muchos otros toda norma de prudencia. ¡Así les ha ido!


Ahora, desde hace ya algún tiempo es su hijo Michel el que se encarga del Restaurante aunque no es infrecuente ver a su padre saludando a los clientes amigos. Menos, me da la impresión, desde que unos meses su salud le hizo visitar las urgencias hospitalarias. Pero Eladio y el restaurante, con Manolo en la cocina, forman, al menos para mí, un todo único. Esperemos que Michel y quien sustituya a Manolo cuando se jubile sean capaces de continuarlo.
Manolo: el alma de la cocina

Como todos, la crisis no ha dejado de afectar al local. Con una reducción del número de clientes pero también en la carta en donde han desaparecido algunos platos. Y si permanece el steak tartare ha desaparecido el strogonoff al vodka que Eladio también preparaba en la sala. Sin embargo, no se ha modificado la moderación a la hora de fijar los precios ni el rigor para ofrecer un buen servicio. En Eladio se come bien, se sirve con gran profesionalidad. Y todo ello a precio aceptable para la materia prima, básicamente pescado y marisco, que ofrece.

Y así, uno puede encontrar ostras, de las de Arcade y no ese engendro que, al menos de momento, es la ostra valenciana,  a menos de la mitad del precio de algunos restaurante de arroz que se no se les cae la cara de vergüenza por lo que cobran. Pero también el bogavante y, en ocasiones,  centolla de primera calidad (dentro de lo que hoy es posible). Lo mismo que una merluza  a la gallega que es la mejor forma de disfrutar de ella o un conseguido bacalao infrecuente por estos pagos en donde predomina el industrial a menudo demasiado salado. Las carnes las frecuento menos, pero el tartar que ha venido siendo uno de mis preferidos.

En ocasiones tienen unas centollas de cine
Y a ello se ha añadido la afición de Michel a preparar gin tonics con una colección de ginebras que para un ignorante en este terreno como yo tira de espaldas. Seguramente la ofrecen otros restaurantes, pero la concentración y cuidado a su preparación que le he visto no la he encontrado en ningún otro local de la ciudad (aunque aquí la opinión que cuenta sea la de Antonio Vergara). Y cuenta también un atractivo menú picadas por 30 € (con IVA) que merece la pena probar.

Recientemente, además, la decoración del local se ha modernizado. Por desgracia siguiendo la tendencia valenciana de una iluminación excesiva. También la afición a tener música pero aquí el gusto de Michel domina en forma de que nada que no sea relajante suena (aunque prefiera comer o cenar sin ella). Y permanece también, quizá el principal pero al local, una máquina de aire acondicionado demasiado vetusta que no sabe de sistema inverter ni nada parecido y que resulta molesta por el caudal de aire que arroja cuando está en funcionamiento. 

Tampoco está actualizada la carta en internet ni tampoco ha mostrado de momento Michel la atención debida a las nuevas técnicas de comunicación que tan buen resultado le están dando algunos de sus colegas. La página de Facebook es un buen ejemplo. Es lástima, sobre todo para él, porque a pesar de la calidad que ofrece no se acuerdan de su restaurante todos los que disfrutarían de sus servicios.




Las mejores papas (que conozco)
Las comenté no hace mucho en la parte superior del blog. Pero como varios lectores me hicieron ver que no se leía las vuelvo a destacar. Las patatas Tyrrell's ya están en Valencia. Igual ya lo estaban y yo no lo sabía pero ahor alas he encontrado en la tienda de productos estadounidenses de la Avda. del Antic Regne. ¡Una pasada (incluido su precio)!
Elucubraciones mentales sobre el poder de la crítica
Una de las conquistas de los paganos de servicios de turismo y gastronomía son las bases de datos en donde se exponen las opiniones de cada cual sobre un hotel o un restaurante. Recientemente, el cada día más madrileño diario El Pais la ha emprendido contra ellas con la absurda pretensión de que una mala crítica puede hundir un local y que muchas son inventadas. Todo porque a que a su comentarista Mikel López Iturriaga le ofrecieron la jugosa cantidad de 300 € por linkear un sitio en su blog.

Sin duda los inventos existen. Como las críticas inventadas Pero lo dominante son esas reseñas de restaurantes, pura miel de tanta lisonja, que llenan determinadas revistas y suplementos dominicales que son  publicidad encubierta. Al margen de que no cabe mayor sobrevaloración de lo que uno escribe que considerar a los lectores incapaces de dilucidar entre opinión e información. Y aprender a separar el trigo de la paja. O simplemente a precisar su grado de acuerdo/desacuerdo con el crític@.

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